Regular los niveles de ruido a los que los trabajadores van a estar expuestos es muy importante, tanto por el bienestar de los mismos como por la seguridad del entorno de trabajo. Estos se desglosan en los distintos niveles de ruido, que son dos categorías, una media ponderada en el tiempo durante un día de trabajo y un nivel máximo para cualquier sonido, aunque sea por un momento.
Para la jornada de ocho horas, el límite permitido es de 90 decibelios y hasta 85 decibelios exige un programa de conservación de la audición. Para poner esto en perspectiva, 85 decibelios es equivalente a un triturador de basura y 90 decibelios serían una calle muy transitada de la ciudad.
El sonido más fuerte que podría causar pérdida de audición permanente instantánea es de 115 decibelios. No es evidente lo fácil que es perder audición por culpa del ruido, pero la ciencia ha demostrado que estos sonidos pueden causar pérdida de la audición a corto plazo.
Sólo hay dos maneras de lidiar con la maquinaria ruidosa. Si el nivel de sonido en una fábrica es superior a los 85 decibelios, tendremos que desarrollar un programa de conservación de la audición, con medidas de prevención simple tapones para los oídos, pero si las emisiones de ruido son extremas tendremos que aislar las partes de la maquinaria que más ruido ocasionan con sistemas de absorción y eliminación de las vibraciones sonoras.
Métodos de control de vibraciones mecánicas
Con el fin de salvaguardar y proteger a sus trabajadores, los equipos y la maquinaria, tenemos los dispositivos de control de vibraciones. Uno de los métodos es el uso de almohadillas de nivelación para mantener las máquinas en equilibrio y así evitar que vibren, ya que la vibración causa daños y ruido excesivo. Este método es una manera fácil y barata para corregir una parte muy importante del ruido que producen.
Otras maneras de lograr un control de vibración es el uso de topes anti-vibratorios. Tienen efecto amortiguador mecánico o neumático que eliminan las vibraciones.